miércoles, 12 de septiembre de 2012

Internet , Padres , Hijos , Atención , Peligro, Como prevenir ?



 Internet , Padres , Hijos , Atención , Peligro, Como prevenir ?


Son indiscutibles las numerosas posibilidades y ventajas que ofrece el uso de Internet en todos los ámbitos. Sin embargo, no se deben ignorar los peligros y riesgos que puede conllevar el hacer un mal uso del mismo, sobretodo en sectores de la población especialmente influenciables o vulnerables como pueden ser los niños, los adolescentes o las personas con determinados problemas psicológicos.

El uso de Internet por parte de los adolescentes suele centrarse principalmente en  establecer contactos y vinculaciones con grupos de iguales, superando la distancia física. Este medio les permite poder expresarse y hablar de determinados temas que podrían resultarles difíciles de tratar en relaciones directas, a la vez que puede convertirse en una forma de intentar superar estados de aburrimiento o monotonía, al permitirles encontrar información sobre temas que les resultan estimulantes.

A grandes rasgos, el uso que hace un adolescente de Internet puede ser problemático cuando el número de horas de conexión afecta al correcto desarrollo de su vida cotidiana, causándole, por ejemplo, estados de somnolencia, alteraciones en su estado de ánimo o una reducción significativa de las horas que dedica al estudio o a otras obligaciones. Además, una escasa atención por parte de los padres puede dejarles vía libre para acceder, sin ningún control ni vigilancia, a determinadas páginas inadecuadas para su nivel de madurez. Si disponen de ordenador en casa y éste no tiene activados los filtros que limiten el acceso a determinadas páginas de información, los niños y adolescentes pueden encontrarse, accidental o intencionadamente, contenidos, servicios y personas no siempre fiables ni aptos para su edad.
Los principales riesgos asociados a un mal uso de Internet son:



    El acceso a contenidos no contrastados, poco fiables o falsos.
    Una sobreestimulación, dispersión de la atención o dedicación de excesivo tiempo para buscar una determinada información.
    La facilidad de acceso a páginas con información peligrosa o nociva, por ejemplo, a imágenes de contenido sexual, pornográfico o violento o a textos y relatos que pueden incitar al consumo de drogas o medicación, así como al seguimiento de ideologías de tipo racista, sexista o, incluso, a la afiliación a determinadas sectas.
    La recepción por correo electrónico de determinados mensajes de propaganda no deseada, el contenido de la cual puede proponer negocios ilegales o contener virus.
    La participación en chats, foros o determinadas redes sociales puede facilitar contactos indeseados con personas que pueden utilizar identidades falsas, buscando, por ejemplo, víctimas para actos sexuales, violentos o delictivos. Asimismo, la recepción de mensajes personales cuyo contenido puede resultar ofensivo puede también propiciar la posibilidad de entrar en discusiones, recibir amenazas o, incluso, encontrarse involucrado en situaciones de abuso o acoso a través de la red. Hay que tener en cuenta que el anonimato que proporciona Internet puede facilitar el atrevimiento de determinados comentarios o actitudes que difícilmente se expresarían en las relaciones directas con otras personas.
    La pérdida de intimidad que conlleva la cumplimentación de formularios de acceso a algunas páginas, facilitándose información personal a individuos o empresas desconocidas.
    Los menores pueden verse influenciados por una publicidad engañosa o abusiva, que les incite a realizar compras por Internet sin la autorización de sus padres. Los datos personales y los códigos secretos de las tarjetas de crédito que se facilitan en las compras pueden convertirles en víctimas de estafas o robos en páginas Web poco fiables o controladas por terceros.
    El desarrollo de trastornos psicológicos como la adicción a Internet que pueden surgir cuando confluyen determinados factores, como problemas en la autoestima, la sociabilidad o dificultades familiares, unidos a la vulnerabilidad típica de esta edad y a la cantidad de estímulos atractivos y sensaciones placenteras que puede proporcionar Internet.

Un  adolescente puede haber desarrollado una adicción a Internet cuando de manera habitual es incapaz de controlar el tiempo que permanece conectado, relega sus principales obligaciones, evita o abandona otras actividades importantes, pierde contactos sociales, reduce las horas de sueño, descuida hábitos de alimentación, salud, higiene personal y actividad física y tiende a mostrarse irritable. Existen diferentes modalidades específicas de adicción a Internet, como la necesidad de buscar información constantemente, la de la búsqueda de determinadas sensaciones, la de frecuentar entornos sociales, anhelando conocer gente nueva con personalidades ficticias, la adicción al juego o a la compra compulsiva, entre otras.

¿Cómo actuar?

Los padres deben estar atentos al uso que sus hijos hacen de Internet, controlando el tiempo que éstos pasan conectados, la frecuencia con la que lo hacen, los motivos por los que dicen que se conectan, la reacción que tienen cuando se les interrumpe y la actitud que muestran mientras están navegando por la red.

Es importante enseñarles progresivamente a seleccionar contenidos y  fuentes de información fiables, desarrollando la capacidad de ser críticos con las mismas. Este proceso educativo debe pasar por alertarles del peligro que conlleva facilitar datos personales en la red, entablar relación con personas desconocidas o el intercambio de archivos y mensajes en un entorno no seguro.

Al mismo tiempo, se les debe ayudar a evitar la dispersión, concretando los términos según la información buscada y delimitando a la vez el tiempo destinado a la conexión a Internet en función del objetivo que se persiga: trabajos escolares, juegos, contactos con amigos, etc. Un buen recurso es también la instalación de programas de protección en los ordenadores que limiten el acceso a determinadas páginas Web.

 

Nueve de cada diez jóvenes afirma utilizar diariamente redes sociales en Internet para charlar con sus amigos. Sin embargo, el cuarenta por cierto de los padres desconoce que sus hijos son usuarios de estas redes, y la mayoría tampoco supervisa lo que hacen los jóvenes cuando se sientan frente al ordenador.
El uso de Internet en los jóvenes causa 2 problemas muy importantes:

    • Que los jóvenes vean pornografía:

  Alrededor de cuatro de cada diez jóvenes de edades comprendidas entre los 10 y los 17 años declaran haber visto pornografía mientras estaban en Internet, y dos tercios de ellos aseguran que fue de forma involuntaria. Los datos proceden de un estudio realizado a 1.500 de ellos. En muchas ocasiones los jóvenes encontraban la pornografía online, tanto si la buscaban como si se topaban con ella de forma accidental, al usar programas de intercambio de archivos para descargar imágenes, según un estudio de la Universidad de New Hampshire en Durham. Aunque hay pruebas de que la mayoría de los jóvenes no se molestan particularmente cuando se encuentran con pornografía no buscada en Internet, podría tener un mayor impacto en algunos jóvenes', dijo el estudio. Algunos pueden no estar preparados psicológicamente o suficientemente desarrollados para una exposición no deseada, y las imágenes online pueden ser más gráficas y extremas que la pornografía disponible en otras fuentes'.

    • Que los jóvenes casi no interactúen personalmente con otras personas:

El uso de Internet a provocado que algunos jóvenes casi no interactúen con la sociedad, ya que la mayoría puede comunicarse con muchas personas en las diferentes redes existentes en Internet.


En Protección Online nos enfocamos en 4 aspectos principales, dar a conocer los peligros, presentar prácticas de protección ante las amenazas, recomendaciones para aprovechar las ventajas de la web y compartir recursos y herramientas gratuitas para niños, jóvenes, adultos y docentes. Esta vez, deseamos compartir algunos consejos que podrían ser de gran utilidad si lo llevás a la práctica y lo compartís con tus familiares y amigos.



Debemos saber como jovenes o como niños podemos estar expuestos a los peligros dentro y fuera de Internet, pero conocemos algunas reglas de lo que podríamos hacer y de lo que deberíamos evitar. De la misma manera debemos tener en cuenta estas prácticas en Internet. También, como padres debemos saber que podemos brindar las mismas recomendaciones para los menores a fin de que puedan entablar amistades y disfrutar de los beneficios de Internet. A continuación, presentamos algunas recomendaciones hechas por el sitio Navega Protegido.


Recomendaciones para niños y jóvenes.


• Quédate con lo tuyo: Mantén tu información personal privada (dirección física y teléfono).


• Sé dueño de tu rutina: Con información sencilla como lugar donde trabajas, estudias, vives, socializas, das las herramientas a un depredador para que pueda hacerte daño.


• Identifícate con un apodo: Es más -cool- y es una manera creativa y segura de mantener tu privacidad.


• Sé selectivo: Sólo añade o permite acceso a tu -chat-, página o -blog- a aquellas personas que conoces personalmente.


• Edita tus fotos: Asegúrate que no tengan información que pueda identi­carte.


• Marca tu territorio: Establece tu página o “blog” como privada, con acceso restringido a las personas en las que confías.


• Cuidado con lo que descargas: Recuerda que descargar o copiar juegos, canciones o software con derechos de autor es ilegal, además de que puede infectar tu
computadora con un virus.



• No caigas en la trampa: Hay quienes usan los “chats”, “blogs” y otros recursos en Internet para poner trampas, robar o simplemente acosar a los demás… Ignóralos.


• Tú tienes el poder: Si has pasado por una situación incómoda en Internet y quieres evitar que otros jóvenes se vean afectados, compártelo con tus papás.


Recomendaciones para Padres y docentes.



• Anima a los menores a compartir sus experiencias en Internet contigo, al igual que sus conversaciones y actividades en línea, del mismo modo que lo haría sobre otras actividades cotidianas.


• Si tienes acceso a una computadora personal o en una biblioteca, convierte el acceso a Internet en una actividad familiar.


• Si los menores visitan salas de -chat-, utilizan programas de mensajería instantánea, videojuegos en línea u otras actividades que requieran un nombre de inicio de sesión para identi­carse, ayúdales a elegirlo y asegúrate de que no revele ninguna información personal.


• Insiste en que los menores nunca compartan su dirección, edad, número de teléfono u otra información personal, como la escuela a la que van, detalles de su rutina o dónde les gusta jugar.


• Mal vs. bien. Enséñale a los menores que la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal es la misma en Internet que en la vida real.


• Muéstrale a los menores cómo respetar a los demás en línea y enséñales a que respeten la propiedad intelectual.


• Explícales que realizar copias ilegales del trabajo de otras personas (música, videojuegos, textos, dibujos y otros programas) es robar y puede ser penalizado por ley.


  Las apariencias engañan. Dile a los menores que nunca deben acordar una cita en persona con amigos en línea, ya que estos pudieran estar encubriendo su verdadera personalidad o intenciones.


  No todo lo que brilla es oro. Enséñale a los menores que no todo lo que leen o ven en línea es verdad. Anímalos a preguntarte si no están seguros.


  Si tienes una computadora en casa, controla la actividad en línea de los menores con software de Internet avanzado.