jueves, 3 de mayo de 2012


Infidelidad y el uso oculto de las redes sociales

Con la llegada de Facebook, Twitter y otros portales todo ha evolucionado. Incluso "el arte del engaño", algo que puede ir deteriorando matrimonios o noviazgos.

La infidelidad es un problema complejo que los seres humanos enfrentan en sus relaciones sentimentales. Pero, con la masificación de Internet en dispositivos móviles y de escritorio para muchas parejas se ha vuelto difícil identificar con precisión y claridad las motivaciones de un engaño y las posibles consecuencias para la vida emocional de los individuos.

En este sentido, muchos psicólogos y terapeutas emocionales se preguntan con qué se enfrentan las personas cuando, a través de redes sociales como Facebook y Twitter, entablan lazos que van más allá de la simple amistad e incluso se concretizan encuentros sexuales reales o virtuales.

Los casos son muchos. Por ejemplo, en Estados Unidos, el 20 por ciento de los divorcios tienen como prueba Facebook, según un reciente estudio de la Asociación de Abogados Matrimoniales de dicho país.

Incluso existen sitios como Facebookcheating.com donde se recogen decenas de historias enviadas por víctimas de infidelidades ocurridas en la más famosa de las redes sociales.

Uno de los testimonios, de alguien que se identifica como "zdbz", afirma que luego de 19 años de matrimonio, una noche encontró a su esposa dormida y junto a ella la computadora encendida.

Cuando iba a apagarla se dio cuenta que muchas ventanas emitían alertas, las abrió y aparecían fotos de ella, desnuda y mensajes comprometedores. Había estado teniendo sexo en línea con uno de sus exnovios.

Además, son una muestra clara y evidente de como las redes sociales se convierten en un amplio catálogo de personas donde se pueden encontrar personas con más identificación, coincidencia de proyectos o, simplemente, diferente atractivo físico o condición económica en comparación con la pareja actual.

Así, los especialistas y psicologos creen que las redes sociales eliminan la mayoría de las dificultades tradicionales asociadas con la infidelidad porque de entrada los amantes pueden estar en constante trato sin tener que alejarse de sus actividades cotidianas o personas cercanas.

"La infidelidad tradicional y virtual es un mal que afecta a la persona en toda su dimensión, le genera estrés, incomodidad y poco a poco va hundiendo a su familia en una vorágine incontrolable. He ahí donde las herramientas de Internet disfrazan una situación de esa naturaleza, más allá de que los daños sean los mismos", sintetizó Guttfreund. ( Psicólogo )

Bajo esta idea, es necesario indagar el porque se produce la infidelidad electrónica. Tradicionalmente, los romances extramaritales eran justificados con graves problemas de pareja, la falta de enamoramiento y atracción por su pareja y la más radical, por venganza.

No obstante, para los Sexólogos y Psicólogos, hoy en día hay nuevas razones con la que los "galanes electrónicos" sostienen su comportamiento. Las principales son por diversión (lograr escapar del círculo social común), mejorar la autoestima (probando las capacidades de seducción y conquista) y para liberarse de estrés (sin correr el riesgo de ser encontrados).

"Hay personas que caen en infidelidad incluso por el morbo y la curiosidad que crea la presión social, una excusa poco plausible. En mi caso, por experiencia profesional, puedo afirmar que una relación electrónica de coqueteo o intimidad emocional que se tenga con una persona que no sea la pareja es una infidelidad a todas luces", según Sexólogos y Psicólogos.

Lo anterior está fundamentado en varios aspectos. En Facebook (o bajo otro medio de comunicación no real) hay un intercambio que va más allá de los simples pensamientos para dar paso a la expresión sentimientos y problemas matrimoniales o de noviazgo, lo que hace más factible "tener sexo" cibernético o hasta real.

"Los vínculos virtuales fácilmente pueden pasar a la realidad, la carga emotiva pesa mucho , aunado a la curiosidad de experimentar algo que va más allá de las convenciones sociales", valoró Guttfreund.

De esta forma la relación electrónica comenzará a crear dudas, incertidumbre, inquietud y hasta sufrimiento en la pareja y se irán construyendo percepciones de traición o deslealtad.

Guttfreund explicó que conoce casos de personas que han creado cuentas en Facebook con identidad ajena para averiguar como reacciona su esposo o esposa al interés de coqueteo.

"Para evitar esto muchas personas comparten hasta sus contraseñas de redes sociales, pero esto crea una falsa sensación de confianza que puede ir desgastando poco a poco la relación", acotó.

A la caza de los infieles

En la mayoría de países, no solo se puede sorprender al infiel por mensajes de texto al celular o correos electrónicos enviados por equivocación.

Aunque es ilegal hackear una computadora para descubrir una villanía, en el mercado hay programas que son accesibles para las parejas suspicaces, conocidos como Nannyware, creados además para vigilar a menores de edad en la web.

El software, que se ejecuta en un segundo plano, sin que el usuario del computador lo note, captura imágenes desde que inicia el sistema operativo, algo que ha servido de prueba, sobre todo en Estados Unidos.

Igualmente, con el auge de aplicaciones de localización para redes sociales pueden hacerle pasar un mal rato a los infieles, ya que estas publican un mapa de donde y con quién se encuentran.

Para evitar todas estas coyunturas adversas, Dina Semsch, psicóloga y terapeuta matrimonial , aconseja poner al centro de la relación la confianza y la comunicación permanente, ya que la infidelidad derriba la credibilidad que se construyó desde el noviazgo.

"El alcance de una condición engañosa hace que la pareja dude de todo, su ser amado se transforma en un desconocido", resumió la profesional.

Semsch consideró de que hay un proceso social donde, lamentablemente, el hombre no sufre la estigmatización como la mujer por culpa del engaño y que en las redes sociales las inseguridades "se minimizan" para lograr alcanzar diferentes propósitos.

"Mi consejo es no caer en la monotonía y cubrir las necesidades sexuales, sociales y afectivas, algo que solo se logra con una intimidad plena y con espacios y tiempos compartidos de calidad y calidez", puntualizó.

La privacidad virtual es algo que, sin duda, como las parejas contemporáneas deben evaluar, siempre.